viernes, 1 de octubre de 2021

hoy

Hoy primero de octubre a un paso de cumplir 60 años...¿Y cuánto falta para los sesenta años?
Me muero por Rubilí, me muero por Pupé, me muero y decir me muero es decir no me resigno. Y tiene que ser así, se tiene que acabar porque no hay otra posibilidad.

Salí a correr en la tarde, a las seis. Me siento gordo y pesado, luego, me siento cansado pero igual salgo a correr con un trote sostenido. Los pies me dolían, la piel me picaba por el sudor. Al llegar arriba, descanso tirado en la pasto debajo de los árboles del parque, observando a la gente y al sol del ocaso primaveral. Hago estiramientos de piernas, un poco de abdominales, algunas flexiones de brazos, muy pocas porque o sino se me inflaman las articulaciones. La cordillera está bonita, los niñitos juegan y es como si todo ese tiempo conversara de esas nimiedades con Pupé quien se ha convertido en una persona imaginaria que no quiere irse o, más bien, yo no quiero que se vaya.
Mientras estoy en la barra con los brazos en tensión, hay un caballero anotando algo con mucha dedicación en una libreta muy parecida a ésta. Es un anciano delgado como de mi estatura. Se ve frágil o yo lo veo frágil. Podría ser yo sentado en el banco de una plaza cuando tuviera sesenta años de edad, un yo del futuro.
Cuando el viejo se percató de mi presencia cercana se alejó un poco más como si yo le molestara. Era un huraño. Fue ahí cuando se me ocurrió que ese señor era mi yo del futuro, amargado y solo, escribiendo huevás en una agenda vieja y grasienta, un pordiosero anónimo que a nadie interesa, un viejo loco cualquiera.

Últimos atardeceres.

Últimas imágenes del mundo, sus últimos atardeceres, los últimos días de verano, las últimas navidades, los últimos recuerdos, Los últimos a...